Cuando uno persigue sus sueños, siempre hay cosas que se interponen en el camino. A veces pegan más hondo, y a veces solamente son pequeñas dudas.
Sin embargo, aquellas veces que pegan hondo, hacen que uno caiga. Ae lamente, y se interrogue si de verdad estamos haciendo lo correcto, o no. Una mirada asustada, un par de pensamientos juzgando tus decisiones. Y sobre todo, la voz de aquellas personas que no creen que puedas hacerlo realidad.
Aquellos fantasmas a veces son más fuertes. No quiero caer en esas provocaciones. Pero mi sentimientos se mezclan más. Quiero alcanzar lo que digo. Quiero que la congruencia sea más visceral y que realmente no haya un punto que me haga correr de un lado al otro de la acera. Pero lo cierto es que siempre he sido y seré una persona demasiado miedosa.
Aférrate a tus sueños
Aférrate a tus sueños. Aférrate a tu vida, y aférrate a cómo quieres verte y sentirte. Aquellas voces en tu interior tenderán a desaparecer. Pero si no haces algo hoy, mañana no lo harás.
Días como hoy que dan ganas de llorar, de sacar todo. De volverte una renovación para seguir el camino amarillo son confusos. Se lo que quiero, se a donde voy, sé cómo lo haré. Pero lo más importante está jugando conmigo. LA seguridad.
Cada vez empieza a ser más claro, mi corazón y mi mente están por fin hablando el mismo idioma, aunque todavía quede cierta duda acerca de lo que quiero, se que lo lograré, porque me apasiona, porque me imagino donde estaré y me siento feliz.
Solo queda algo en mi vida… Aférrate a tus sueños. La promesa de que llegaré luchando, y sobre todo, con los codos y rodillas gastados, pero mirando aquella eternidad en la que siempre me planteé mirar.
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