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No estás solo en tus ideas

Es increíble ese sentimiento de darte cuenta de que no estás solo en tus ideas. De que el mundo se alinea para encontrar gente con tus mismos ideales, con tu misma manera de pensar y tú mismo estilo de vida. Es cierto, no es fácil luchar contra corriente y depende mucho de nosotros saber que lo que hemos estado buscando se poner enfrente de ti.

No estás solo en tus ideas

Durante años de mi vida pensé que no encajaba, que aquello por lo que buscaba tan solo era un modo único de vivir. La realidad siempre fue otra.
Cuando uno se enfrenta a un mar picado, y sientes que entre más vas contra la corriente, menos avanzas. Uno siente un proceso de ahogarse y pensar que no vas a llegar a ningún lado. Entre más mueves los brazos, más te cansas, más entra el agua de mar a tus pulmones y menos hace que te muevas. Puede pasar un momento en que te cansas y dejas de mover tu cuerpo. Es exactamente en ese momento en que empiezas a sentir el movimiento del mar.
Empiezas a sentir como tú cuerpo flota, y todo aquello con lo que luchabas, empieza a moverse contigo. A veces el dejarte fluir es lo mejor que te puede pasar. Ese ir y venir del mar hace que pierdas todo el miedo. Que unos segundos atrás tenías y te das cuenta que la corriente está de tu lado. Y, sin embargo, todo aquel ejercicio de tratar de llegar a la orilla toma sentido… Te hiciste más fuerte, y no, no estás solo en tus ideas.

Es un momento de desahogo

Al sentir aquellas lágrimas de frustración, de cansancio, de querer alcanzar algo ahora forman parte de ti. Y solo es eso, un momento de desahogo, para entender que las olas te llevarán al rumbo que buscabas. Al momento de éxtasis, de sentirte inalcanzable, y cuando menos te des cuenta, estarás en la orilla, como un ser nuevo. A veces necesitarás secarte esas lágrimas, levantarte, sacudirte, y volver a luchar.
Si te sientes admirando el mar podrás ver a todas esas personas que luchar, se cansan, e inclusive pueden morirse en la raya. La zona de confort no es buena, es cierto.
Nunca estarás en la posición de ahogarte, pero tampoco lograrás ver hasta dónde eres capaz de intentarlo.
Durante más de 34 años luché contra ese mar, sin imaginarme que aquello siempre fue mi destino.
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