Written by 7:53 pm Inspiración

Un segundo de vida plasmado es recordar

Siempre fui un apasionado de la fotografía. Desde que era niño quería estar cargando con una cámara fotográfica y tratar de tomar la mayor cantidad de fotos posibles (y viví en el tiempo en que solo había rollo fotográfico (y no eran nada baratos).
Cuando entré a la preparatoria, para evitar la clase de “Diseño gráfico”, el profesor me dio la opción de entrar al taller de fotografía y poder combinar las prácticas de diseño por las de fotografía. Sin embargo, eran martes y jueves por la tarde, y un sàbado entero al mes. Se imaginan que era para un adolescente que quiere pasársela de fiesta, ¿Perder un sábado entero?
Es mentira, yo nunca llegué a ser un adolescente normal, y las fiestas no eran mi prioridad. Sin embargo, a pesar de levantarme temprano los sábados, accedí a entrar, y por primera vez, entendí el concepto de “una fotografía es un segundo de vida plasmado como arte en un papel”.
Desde ese momento me enamoré de la fotografía. A pesar de elegir una ingeniería de profesión, siempre me quedó la cosquilla de dedicarme a ser fotógrafo profesional, pero al final, terminé dejándolo como un hobbie, y poco a poco quedó relegado a un segundo término, después a un tercer término, y así sucesivamente, hasta que no toqué una cámara profesional durante bastante tiempo.

Empezar a crecer en mis pasiones

Cuando empecé a salir de viaje, empecé a buscar una cámara “tradicional” que se adaptará a mis viajes, sin embargo, al entrar a una tienda de electrónica, pasé al lado de las llamadas “SLR`s” o como se conoce en México, “Réflex” o “Profesionales”, y al volver a poner el lente en mi ojo, pude volver a sentir aquella sensación.
Inmediatamente me fijé en el nombre de la marca, el Modelo, el lente, el disparo, obturación, y demás términos que tenía tiempo sin pasar por mi mente.
Una cámara SLR, marca Cañón. Y sin pensarlo dos veces, empecé a recordar poco a poco cada una de mis clases. Elegí un segundo lente. Un telefoto conservador (como le decía mi profesor de diseño). Elegí un filtro para el lente, y una backpack pequeña, con espacio para mí cámara y el lente. Y Camila (así se llama mi cámara) se ha vuelto mi compañera de viajes, de paseos. Y cada vez más, de vida.
Pero aunque Camila un día se jubile, habré entendido el concepto de mi profesor”. “Una fotografía es un segundo de vida plasmado como arte en un papel”.
Y quien no lo crea, podría apostar que agarrando las fotografías y verificando esos pequeños momentos. Volverán a recordar cada uno de los sentimientos que viví en ese viaje como “un segundo de vida plasmado”.
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