Written by 9:41 pm Escritura

Como pasa el tiempo es una pasión

Ver como pasa el tiempo es una de mis pasiones. Del ver nacer y morir una hoja. Y del cambio de las estaciones en las ciudades. A muchas personas les aterra verse al espejo y ver transcurrir todo ese tiempo. Supongo que por eso muchos cirujanos plásticos son tan endemoniadamente ricos. Y aquellos que no lo son, se hacen pasar por algunos.
Cuando voy en un avión, siempre he preferido ventana. Dudo que se un trauma de la infancia. A pesar de que mis papás siempre me cedían ese lado del asiento, también es cierto que mis hermanas me consentían mucho y también dejaban que yo estuviera en el extremo. Lo cierto es qué cuando voy sentado en la ventana, veo como pasa el tiempo. Veo los cambios de luces, de nubes, e inclusive de paisajes. Es maravilloso ver cómo un lago se aleja ante tus ojos, y cómo nace una montaña.

Como pasa el tiempo

Algo contrario me pasa en el pasillo. Me desespera voltear y ver siempre lo mismo. Es maravilloso ver gente dormida, pero al pasar los minutos, siempre ver la misma gente dormida desespera, y más cuando no puedes dormirte. Maldita maldición, siempre esperando ver pasar los minutos, y siempre ver que los segundos corren detrás… Analogía extraña del consejo de Alicia.
Pamela siempre dice que el pasillo te da la libertad de la decisión. “Es tan maravilloso no pedir permiso para poder caminar, ir al baño, agarrar algo o simplemente estirarte”. Como contradecirla. Es cambiar un hecho por el otro. Y no, no es cambiar el tiempo por la libertad, porque el tiempo siempre es libertad. Más bien yo pondría la analogía como el cambiar las vistas por la comodidad. El estar durmiendo en una casa de campaña, con una vista increíble a orilla de un hermosos lago, no siempre es cómodo, pero siempre es placentero. Por otro lado, dormir en una cama King, con sábanas egipcias, una colcha de pluma de ganso, encerrado en una recámara con no más de 4 paredes podrá ser muy cómodo, pero jamás será una experiencia placentera.

Del lado de la ventana

Lo sé, tal vez exagero en los ejemplos, pero así lo veo, mis vistas jamás las cambiaría por una comodidad. Muchas personas me critican por preferir un hotel muy barato, o inclusive un hostal, antes que un hotel de 5 estrellas con todo incluido, pero tú nunca te pierdes, tú te pierdes todo alrededor, y es como estar en una grandiosa cama King Size, donde te pueden traer lo que tú desees, pero encerrado en 4 paredes.
Hablando de perderme, amo esa sensación de estar perdido en una ciudad, en un pueblo o en un bosque, sin saber qué puedo encontrarme, pero sabiendo internamente que por más perdido que esté, siempre sabré cómo llegar al final del camino.
Ocupo mucho los puntos suspensivos, siempre dejan una incógnita del tiempo que pasa. No sabes si es un minuto, si es una hora o si es una eternidad. Tal vez por eso prefiero la ventana. Cuando entra un halo de luz y me sorprende con el cambio de visibilidad me hace darme cuenta que el tiempo pasa. Y que para nada es un desperdicio. Tan solo el correr de los minutos es un elogio al tiempo, un elogio a la vida y un elogio a la eternidad
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